lunes, 5 de diciembre de 2011

Una ilusión, una desilusión...

Te llenas de sueños e ilusiones, piensas en positivo, eres optimista y crees que tus mayores deseos se harán realidad, te sientes feliz, esperando algo que nunca llega, pero la esperanza es lo último que se pierde y tú sigues con la esperanza por encima de todo. Pero llega el momento de la hostia, el momento en el que te das cuenta de que no hay vida más allá de un sueño, y llegan las lágrimas, lágrimas de derrota, de sentir que el mundo ha podido contigo, que no eres especial, que eres una más, otra a la que el mundo derrumba día tras día, otra de las muchas personas que no son capaces de levantarse cada día con una sincera sonrisa. En ese momento te sientes totalmente perdida, no sabes en qué dirección ir, no sabes si seguir corriendo detrás de tu ilusión y ser feliz o darte la hostia para que más tarde duela menos... Todos hemos sentido esto alguna vez, hemos sentido que casi llegamos a tocar el cielo con la punta de los dedos y de repente caemos de golpe. Por eso normalmente no nos hacemos ilusiones, somos pesimistas, por los actos del pasado, por la experiencia...

1 comentario:

  1. La experiencia no nos hace pesimistas, me gusta más decir que nos hace realistas. ¿No crees? :)

    Te empiezo a seguir, ojalá tenga el placer de verte por mi blog!
    http://imaginaydesea.blogspot.com

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